sábado, 24 de octubre de 2015

El secreto de Ana






Carmen y Ana caminaban por el parque en el que se conocieron hará ya cinco años. Nunca se separaban, solamente para ir al baño (aunque ya se sabe lo que dicen de las mujeres y el ir juntas al servicio…).


-Carmen, estoy cansada… ¿me puedes acompañar a casa?

-¿Y eso? – preguntó preocupada.

-No sé… Además noto como que estoy algo mareada – comentó bastante hastiada de caminar.


        Sin decir una palabra más se dirigieron hacia la salida del parque. Ana se sentía mal, cansada, como sin fuerzas pero no quería preocupar en abundancia a Carmen, así que no dijo nada. Cuando salieron del parque se dirigieron a casa de Ana. Allí, con algo de preocupación, Carmen se fue.


        Nada más entrar en casa quería comer. Sacó una tableta de chocolate que tenía en el frigorífico. Sabía que no debería hacerlo… se iba a arrepentir… pero, tenía tanta hambre… necesitaba morder esa tableta de chocolate y así frenar su ansiedad.


        Sonó el teléfono móvil. Era el WhatsApp. Abrió la aplicación y en el apartado de chats apareció el nombre de Luis. No sabía qué hacer. Desde que quedaron la otra noche, hace casi tres meses, y pasó lo que tenía que pasar no habían vuelto a hablar de nada. 


Pero, ¿qué la ocurría? Una fuerza interior se apoderaba de ella y necesitaba correr… correr hacia el baño. Seguramente, ese era el motivo por el que se encontraba tan mal en el parque: necesitaba vomitar. Ya llevaba casi un mes vomitando sin más, después de cada comida, después de cada cena. Todo la sentaba mal. 


Ana salió de sus pensamientos cuando comenzó a sonar el móvil de nuevo, pero esta vez era una llamada. La cogió sin mirar el nombre y una voz masculina sonó al otro lado de la línea:


-Hola Ana. ¿Qué tal estás?

-Bien – respondió de manera antipática.

-Me alegro. ¿Por qué no has llamado para vernos de nuevo?

-…

-¿Hice algo mal cuando quedamos esa noche?

-…

-¿Ana? – dijo preocupado Luis.

-Lo siento, es que me encuentro mal. Acabo de vomitar y… llevo unos días con náuseas…

-¿No estarás…? – preguntó asustado Luis sin dejarla terminar – tomamos las precauciones necesarias…

-No. Seguro que no. Lo sé. Hasta luego.


        Y sin dejar tiempo a que Luis contestara se tiró en el sofá. Sabía que no podía contarle lo que sucedía. El descanso no duró mucho tiempo, ya que el timbre de su casa hizo que Ana tuviese que levantarse.


-¡Hola hermosa! ¿Me dejas pasar o qué?  


Carmen venía muy arreglada, más que de costumbre. Estaba guapa, demasiado. Tenía mucha envidia de su cuerpo y eso no lo podía negar.


-Venía para invitarte a cenar y luego salir a tomar una copa y… ¡no acepto un no por respuesta! Te espero aquí, arréglate – exclamó ansiosa Carmen.


La ingeniosidad de Carmen era una maravilla pero cuando hablaba tan deprisa la ponía de los nervios. Caminó hacia la habitación y abrió el armario. No sabía qué ponerse. De repente, una gran depresión se instaló en su estado de ánimo. Se le saltó una lágrima que pronto nadó por su mejilla. Llevaba un mes complicado, se veía últimamente más gorda, con la barriga hinchada… No podía contárselo a nadie, ni a Luis, ni a Carmen… ¿Qué pensarían de ella? No podía hacer que los demás cargaran con ese peso. Creía que ni siquiera acudiría al médico… total… para qué…


        Lentamente empezó a probarse cosas, pero nada le valía; y si le valía algo no se veía bien con ello puesto. Maldita barriga… Tenía que disimularla como fuese. Pero tenía hambre… mucha hambre… Optó por ponerse un vestido bastante ancho de gasa, aprovechando que era verano y resultaba más normal llevar algo de esas características.


        De repente, interrumpiendo el ritual apareció Carmen en la habitación. Le faltaba el maquillaje pero Carmen ya se encargaría de eso porque consideraba que era un poco lenta a la hora de arreglarse. 


Ya en el baño un vahído hizo que la cara de Ana fuese pintada por completo de carmín. Lo único que debería estar pintado, sus labios, se pusieron de un color morado muy sospechoso. Carmen, asustada, la tumbó en el suelo con los pies en alto y llamó a la ambulancia.


        Cuando llegaron al hospital la metieron en una sala. Carmen, sola, asustada, llamó a Luis. Creía que debería saber lo que le pasaba a su amiga. Llegó Luis desesperado justamente cuando el médico dio paso a su veredicto: 


-¿Sois los acompañantes de Ana?... Miren… 

-¿Qué la pasa? ¿Es un bajón por embarazo? ¿Está bien? – gritó eufórico Luis.

-Calma Luis, tranquilízate – contestó Carmen.

-No está embarazada. La paciente tiene un grave problema. Tiene un trastorno alimentario. Tiene bulimia.

10 comentarios:

  1. Uff, Raquel, hubiese sido mejor un embarazo. :/ Malditos trastornos alimenticios. He conocido algún caso más cercano y es horrible enfrentarse a ellos.
    Me ha gustado mucho como lo has narrado. ;) Un abrazo. :)

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    1. Sí, habría sido mucho mejor el embarazo, pero es una situación que desgraciadamente viven muchas personas...
      Te podría gustar la entrada: "El mundo todo es máscaras" en el que habla de este tipo de prejuicios respecto al físico.
      Gracias por leerme y espero que veas más relatos y reflexiones en mi blog.
      Un abrazo :)

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  2. Nos educan para ser lo que la mayoría de las veces no llegaremos a ser. Nos enseñan a cuidar de nuestro exterior..., sin pensar que el interior también va con nosotros.
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    Por un causal de la vida... te he leído, RachelWheel. Me ha gustado y te valoro con un 8.

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    1. Totalmente de acuerdo. En mi caso estoy orgullosa de no ser prejuiciosa respecto al físico aunque a mí sí que me hayan afectado esos comentarios. Con este tema está mi entrada "El mundo todo es máscaras"; te gustaría :)
      Me alegro de que me hayas leído. Gracias. Un saludo!

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  3. He leído "El mundo todo es máscaras"... y has superado nota. Está vez lo valoro con un 9.
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    Al hilo de lo citado, aprovecho un hecho real vivido en persona. Que en su día publiqué.

    Copio y pego:

    Hace un tiempo y en la mili me tocó hacer de telefonista en una centralita del cuartel en Madrid. Una de las primeras llamadas fue de Sonia de Santander. - Tenía a su novio (Tino) en el calabozo por lo que hacía de intermediario entre los dos. - Ella me decía y él, solo hablaba por hablar..., porque pasaba de ella por su problema militar.
    Por la ilusión que tenía ella de su amor; empecé a jugar haciendo un poco de Cyrano de Bergerac, a la española. - La decía cosas bonitas y sensuales mías; haciéndola creer que eran del zoquete de su novio.

    Los padres de Sonia tenían un hostal - Mi turno era de tarde/noche - Por lo que nuestras charlas eran tranquilas y largas. Sonia cada día, de los días... que duró mi juego, estaba más enamorada de su Tino. Algo que empezó a crearme una química o sentimiento en mí cerebro..., que hacía que llegase a sentir celos por "alguien" que no conocía físicamente. En resumen: me llegué a enamorar con un amor sin pecado.

    Tino, hacía trabajos de recogidas de basuras (el conductor y tres más del calabozo). Una tarde y bebidos... volcó el vehículo y, de los dos fallecidos, uno era él. Pasé días hablando con los padres, Sonia estaba destrozada. Hablamos más veces de todo... y, llegó a invitarme, a su hostal en Santander.

    "Tenía por delante más de un año de mili, la distancia y varias amigas. Lo mejor era olvidar".

    Pasaron varios años y en un largo puente..., con unos amigos, terminamos en Santander. Fui al hostal. Eran encantadores y Sonia, preciosa como la imaginaba. Me enseño fotos y en unas cuartillas escritas por ella. Las cosas de amor que le dijo su Tino desde el calabozo (algo que era tan suyo como mío...).

    Sonia, se había echado otro novio (argentino) y, yo, ya no sentía lo que había sentido por ella. "Y sólo por hablar y escuchar por un teléfono a una mujer".

    No sé que será de Sonia... mí Sonia. Pues después supe que se casó y fue a las Américas.
    -
    PD.- Tino, nunca me dijo que Sonia iba en una silla de ruedas por una parálisis que la vino de niña. "Pero no me enamoré de su físico, me enamoré por su voz de su forma de ser".
    Sirva como homenaje y recuerdo a Sonia y a Tino estén donde estén. Con su verdadero nombre ¿...? que no es el citado.
    -
    Eloy Peña.

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    1. Jo, qué bonito! La verdad es que no me esperaba para nada el final, pero es sin duda una gran lección para muchos. Me alegro de que hayas compartido una experiencia vital como esta en un lugar como este; sobre todo, para que la gente se de cuenta que de verdad lo que importa es ser como eres sin importar un físico.
      Ah, y me ha sorprendido que me comentes esta entrada y no en la otra Jajaja pero no pasa nada. Espero que nos leamos más!
      Un saludo :)

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    2. Tienes toda la razón cuando citas: "....Ah, y me ha sorprendido que me comentes esta entrada y no en la otra....". Te cuento: A veces... digo lo que no sé y otras no sé lo que digo. De ahí, mi despiste o desorden.
      Espero que me perdones y comprendas. Aunque en verdad... nadie me comprende. ¡¡¡FELIZ NOCHE DE HALLOWEEN!!!.
      -
      PD.- Hoy, vuelvo a Madrid. Se clausura el Festival de Cine de Valladolid. Lugar donde he estado unos días.

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    3. Jajajajaja Era realmente una broma, el caso es que te hayan gustado mis entradas y que hayas disfrutado leyendo. Es lo más importante.
      FELIZ NOCHE DE HALLOWEEN! :D
      P.D.: Seminci, lo mejor.

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  4. Realmente creí que iba a ser un embarazo, pero ahora que lo releo sería demasiado obvio y el escritor siempre juega con nuestra mente. Me ha gustado, es un tema tan de actualidad hoy en día que es imposible ignorarlo. Lo malo es que somos así de gilipollas como para enseñarles a los hijos a que se rían de los que no son como esperamos. También conozco algún caso, y muchas veces me cuesta comprender cómo es posible que alguien realmente quiera ser como el resto quiere que sea. Cuando una persona realmente se encuentre bien consigo misma, será feliz. Que sí, que hay veces que hay que bajar de peso por temas de salud, pero nunca obsesionándose.

    Pero una queja tengo: entre el parque y la llamada, realmente me perdí, no sabía cuál de las chicas era. Porque en el parque es Carmen quien se encuentra mal, pero luego la de los mareos y el falso embarazo es Ana. Es lo único que no me ha gustado, lo tuve que leer varias veces para ver a quién le pasaba el qué. No sé si es algún tipo de errata o simplemente creías seguir jugando con el lector.

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    1. Me alegro de que el tema te haga reflexionar. Puede ser que sí que sea una errata así que mañana lo reviso con más calma Oana :) Muchas gracias por avisarme. Un beso y me alegro de que te haya gustado!
      Un beso :)

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